Despues de ver The Journeys of Musan no extraña en absoluto todo el exito y todos esos premios que ha ganado la pelicula en festivales de todo el mundo desde Rotterdam a Marrakech, justo reconocimiento a una de las sorpresas del año.
Y contra más se conoce el cómo esta hecha, de quién es la persona que la ha dirigido, escrito y protagonizado, y sobretodo cuando a uno le explican como son de verdaderas las circunstancias que aparecen en la pelicula, más emocionante se vuelve este crudísimo retrato de la supervivencia en Seul de un desertor de Corea del Norte. Hemos visto muchas veces a los refugiados norcoreanos como protagonistas de peliculas surcoreanas, pero pocas veces con el realismo, la veracidad y la honestidad de este drama de Park Jung-bum, uno de los debuts más impactantes del año, basado en la história real de un amigo suyo, el auténtico disidente norcoreano Seung-cheol.
Seung-chul es un refugiado de Corea del Norte que sobrevive como puede en Seul. El único trabajo que ha conseguido es el de colocar carteles por la calle de manera ilegal, ya qu eel número de la seguridad social le señala como desertor, y los empresarios no se atreven a contratarle, ni siquiera con la ayuda de un detective de policia, que parece ser la única persona que se preocupa por él.
Seung-chul comparte piso con Kyung-chul, otro disidente metido en negocios más turbios y que sueña con irse a America, con el que vive en un piso pequeño en uno de los barrios bajos de Seul.
El único aliciente de Seung-chul es ir a la iglesia, y allí ver a una mujer que le gusta, pero con la que no se atreve a hablar. un dia decide seguirla, y ve que trabaja en un Karaoke, donde hay una vacante de trabajo. A pesar de ganar aún menos dinero, Seung-chul consigue el trabajo, con lo que a pesar de estar en un ambiente que no le agrada, por lo menos estará cerca de la mujer que le gusta.
Como comentaba al principio, esta história era muy especial para Park Jung-bum, que decidió debutar en el mundo del cine explicando la história de un amigo suyo, un refugiado de Corea del Norte al que conoció en la universidad, y interpretando el mismo el papel principal. Con muy pocos medios, pero con las ideas muy claras, Jung-bum consigue una história emocionante y llena de matices, muy en la linea de su maestro, Lee Chang-dong, del que estuvo a las órdenes como ayudante de dirección en "Poesia". Como la protagonista de aquella pelicula, el protagonista es un buen hombre al que la sociedad le da la espalda, en este caso por su procedencia que sumado a su carácter débil le hace ser victima de abusos. Seung-chul quiere hacer el bien, quiere actuar como le han enseñado que debe y como la religión le dice que haga, pero las circunstancias hacen que las cosas le salgan mal.
La religión tiene mucha importancia en la pelicula, igual que la tiene en la vida real para los refugiados: después de los meses de reasentamiento, las iglésias se ocupan de ayudarles, aunque sólo sea dándoles un punto de reunión.
En el caso de la película el protagonista es un solitario para el que ir a misa resume su vida social, y más allá de eso intenta vivir como un buen cristiano, aconsejando a su compañero de piso que no se meta en negocios oscuros, o sobretodo a partir de que empieza a trabajar en el karaoke, donde vive situaciones incómodas.
El enfoque de la pelicula sobre la religión no es en absoluto cínica, pero si que muestra como a veces el carácter humano y sobretodo la necesidad, supera las creencias religiosas que uno pueda tener.
Rodada cámara en mano, que sigue continuamente al protagonista -apenas hay escenas en las que éste no aparezca-, la dirección de Park Jung-bum es muy notable, llenando de realismo y emoción la pantalla. Aunque la acción muestre la vida diaria del protagonista, el director consigue algunos momentos especialmente a destacar, algunos de puro encuadre, como la escena del autobús o cuando, al principio del film el protagonista va a la iglesia, y subiendo una montaña de tierra del descampado parece que este saliendo del infierno para ir a la iglesia; otras donde simplemente toca de lleno la fibra del espectador, la mayoría de ellas gracias a un pequeño personaje secundario muy importante, como es el perro blanco al que Seung-chul recoge en la calle y que se convierte en más que su único amigo, en una de sus pocas motivaciones para salir adelante.
Corea del Sur sigue implacablemente engordando la lista de directores noveles a seguir, con una carrera prometedora por delante, añadimos desde ya el nombre de Park Jung-bum.
8´5 de 10
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